Ureña renuncia al arzobispado porque exige un ritmo que puede suponerle un "revés" a su salud

EUROPA PRESS

Cree que en enero podría conocerse a su sustituto y mientras tanto habrá un administrador diocesano, que se anunciará este jueves

El hasta ahora arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, ha renunciado a este cargo porque el ministerio pastoral «lo pide todo» y «vivir así hace que uno se ponga constantemente en peligro» y «haya un revés» para su salud, después de haberse sometido a varias operaciones en los últimos años. Su decisión se sustenta «en el bien de la Iglesia», que pide que haya «una persona que esté totalmente hábil y pueda entregarse con toda el alma».

En rueda de prensa, tras conocerse que la Santa Sede ha aceptado la renuncia que presentó «hace un tiempo», ha manifestado que «hace más de un año» que le daba «vueltas al asunto» y «he creído, en conciencia, que debía presentar la renuncia» por razones de salud, algo que ha sostenido que «pasa todos los días en la Iglesia», donde hay cerca de 4.000 obispos.

Según ha relatado, bien por llegar a la edad de jubilación o por otras razones, en la mayoría de los casos por salud, hay prelados que presentan la renuncia. Él ha precisado que en 2008 fue sometido a una operación de corazón y tiene «dos bypass en las arterias coronarias».

Posteriormente, fue intervenido de la próstata, aunque en ese momento se descartó que tuviera un tumor maligno. «No había cáncer y no lo ha habido», ha apuntado al respecto. Igualmente, ha mencionado otras dolencias, como la que sufre en el menisco de la pierda izquierda.

«Todo esto, si lo sumamos», así como su edad, puesto que el 4 de marzo de 2015 cumplirá 70 años, le han llevado a presentar la renuncia a un ministerio que «lo pide, y yo lo doy, todo» porque «lo que tenemos que hacer, procuramos hacerlo, y eso supone estar en acción siempre», algo que implica «vivir en estrés».

Ureña ha enfatizado que se encuentra «fuerte» espiritualmente y «físicamente no estoy mal», pero no quiere «estar jugándosela» todos los días, a pesar de ser «optimista» y «echarle moral», para considerar que hay que tener una «salud de hierro» para estar al frente de la diócesis y recordar que también el Papa Benedicto XVI renunció por no considerarse con fuerzas para hacer frente a su ministerio.

Nuevo arzobispo

El prelado ha indicado que ahora se inicia un proceso ordinario para nombrar a su sustituto. Según marca el Código de Derecho Canónico, si la Santa Sede no nombra a un administrador apostólico, «y sé que no se va a nombrar, se deja a un administrador diocesano», algo que «indica que no va a tardar mucho» el nombramiento del nuevo arzobispo.

Ureña ha expuesto que un día después de haberse hecho pública la aceptación de la renuncia, se convocará, este jueves, a las 17.00 horas, una sesión del Colegio de Consultores, formado por 12 sacerdotes, que «nombrará al administrador diocesano» por lo que «por la tarde» ya se conocerá quién es.

Esta persona «administrará la diócesis hasta que venga el nuevo obispo; lo que hace es mantenerla como está», hasta que se cubra la vacante, y «si tuviera que hacer un nombramiento, lo puede hacer llamando al Colegio de Consultores».

Ha agregado que la designación de su sustituto «no creo que tarde mucho» y «a lo mejor en enero puede haber obispo nuevo», ha dicho Ureña, que ha pedido oraciones para el nuevo pastor de la diócesis, de quien «pasaré a ser un feligrés del modo más exacto y escrupuloso». Mientras esto ocurra, ha anunciado que vivirá en el Palacio Arzobispal.

Ureña ha recordado que el nuevo nombramiento depende directamente de la Santa Sede, pero ha mencionado algunos de los nombres que han empezado a sonar en las últimas horas, como el actual arzobispo de Logroño, el turolense Juan José Omella; el anterior secretario de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino; o el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez.

Futuro de ureña

El hasta ahora arzobispo de Zaragoza ha indicado, sobre su futuro, que «ya lo tengo todo pensado» y «me han ofrecido un piso en la casa de los canónigos para instalarme ahí y seguir en esta plácida y maravillosa Zaragoza», porque «quién no se enamora» de esta ciudad, ha preguntado, para afirmar que ha sido «muy feliz en Aragón y espero seguir siéndolo».

Por otra parte, ha reconocido que le hubiera gustado irse habiéndose solucionado la devolución de los bienes de las parroquias aragonesas que se hallan en depósito en el Museo Diocesano de Lérida, un asunto que ha explicado que se remonta a cuando varias parroquias de municipios de la zona este de la provincia de Huesca pertenecían a la diócesis leridana y «piezas de relevancia notable fueron trasladadas» al citado museo.

Cuando esas parroquias se integraron en la Diócesis de Barbastro-Monzón, «los bienes tenían que venirse para acá», algo que no ocurrió, iniciándose un pleito, en el que la Santa Sede ha afirmado en reiteradas ocasiones que esos bienes pertenecen a las parroquias aragonesas y pidiendo a Lérida su devolución, pero esta diócesis «no da un paso».

A su entender, hay que «seguir teniendo paciencia e insistiendo», para asegurar que «tienen que volver» y «vamos a seguir luchando» por eso.

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