Una investigadora defiende la importancia de "respetar la inocencia" de los niños y educar en el asombro

EUROPA PRESS

La investigadora y escritora canadiense afincada en Barcelona, Catherine L’Ecuyer, ha defendido la importancia de «respetar la inocencia» de los niños y educar en el asombro, partiendo de su inteligencia y de su capacidad de querer, así como de la naturaleza y la belleza.

La investigadora y escritora canadiense afincada en Barcelona, Catherine L’Ecuyer, ha defendido la importancia de «respetar la inocencia» de los niños y educar en el asombro, partiendo de su inteligencia y de su capacidad de querer, así como de la naturaleza y la belleza.

Catherine L’Ecuyer ha participado este jueves, 19 de febrero, en el ciclo ‘Educar para el futuro 2015’, dentro del apartado ‘Claves para una educación innovadora’ pronunciado la conferencia ‘Educar en el asombro. Cómo educar en un mundo frenético’, que ha tenido lugar en el Patio de la Infanta de Ibercaja en Zaragoza.

En declaraciones a Europa Press, ha abogado por «el aprendizaje desde dentro hacia afuera» frente a la «sobreestimulación», que «viene del paradigma conductista» y según el cual «la persona es un cubo vacío que vamos llenando de cosas, conocimientos e información».

A su entender, es una «concepción equivocada porque no somos un cubo vacío, sino personas que pensamos, que queremos y cuando educamos es importante tomar esto en consideración».

Igualmente, ha reivindicado la importancia de la inocencia y de la infancia porque «nos estamos saltando esa etapa en el desarrollo de la persona» y «olvidamos que los menores no son adultos inacabados, sino niños pequeños».

En ese momento de la vida hay que favorecer «el juego, la imaginación, la creatividad» y ha advertido de los riesgos de «acortar la infancia» porque «si no se vive en el momento, se hace después y entonces tenemos el infantilismo en los adultos».

El cerebro tiene plasticidad,

Pero no es infinito

Catherine L’Ecuyer también ha sostenido que «los niños tienen limitaciones» y por eso «no les hemos de exigir cosas que no pueden dar», para opinar que en ocasiones se parte del error de creer que tienen un «potencial infinito» y eso «en neurociencia no es cierto» ya que «el cerebro tiene plasticidad, pero no es infinito».

En este sentido, ha precisado que apoyarse en el asombro para educar es enseñar a los niños a «no dar las cosas por supuesto» y ese también es el papel de los límites en la educación, cuya finalidad es que «se den cuenta de que las cosas no son como ellos quieren, sino que son y hay que aceptarlas».

De lo contrario, «el niño piensa que las cosas han de comportarse como él quiere y el siguiente paso es que ocurra eso también con las personas».

Catherine L’Ecuyer ha apuntado que hay que favorecer la educación en el asombro porque «es el motor que tenemos todos para aprender desde dentro hacia afuera» y para incentivarlo se puede partir de la naturaleza, «que es la primera ventana de asombro» y de la belleza, que lo genera.

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