La Diputación de Huesca entregará el XXII Galardón Félix de Azara a los guardas de los refugios de montaña
EUROPA PRESS
- La Junta de Portavoces de la Diputación Provincial de Huesca (DPH) ha acordado conceder a los guardas de los refugios de montaña el XXII Galardón Félix de Azara, la máxima distinción en materia ambiental que otorga la Institución provincial.
Esta decisión se ha acordado al reconocer la consideración al respeto y compromiso con el entorno natural, de este colectivo así como la labor continua que realizan con "auténtica vocación de convivencia con todo lo que supone media y alta montaña".
La propuesta consensuada por los cuatro grupos políticos (PSOE, PP, PAR y Cambiar Huesca) destaca que el desempeño de las labores de los guardas contribuye a mantener unas instalaciones y servicios de calidad.
DATOS
El 2018 se contabilizaron más de 100.000 pernoctaciones en los 16 refugios guardados de montaña de la provincia de Huesca, de los que 12 son de titularidad de la Federación Aragonesa de Montaña (FAM) y los 4 restantes de titularidad municipal, particular o mancomunidad forestal. Además, otras 190.000 personas utilizaron estas instalaciones, sin llegar a hacer noche.
Si a esta actividad se le suman los más de 40 trabajadores fijos que durante todo el año mantienen los refugios de montaña, así como al centenar que se contrata de forma temporal durante una media de 4 meses al año, el resultado supone una actividad económica que genera unos 4,5 millones de euros al año, ha destacado la DPH en una nota de prensa.
Aragón y en concreto la provincia de Huesca, es referente nacional en calidad, gestión y volumen económico que generan los refugios guardados de montaña. Sólo el 15 por ciento de la ocupación procede de usuarios aragoneses, correspondiendo el resto a procedencias de otras Comunidades Autónomas y otros países.
Además, en este tipo de servicios se habla ya del "modelo aragonés" en referencia a los elementos que lo distinguen: prácticamente todos abren los 365 días del año, siendo un ejemplo de servicio público que, además de ser rentable, ofrecen a todo tipo de usuarios unas instalaciones confortables y de calidad.
La práctica del deporte de montaña ha experimentado en las últimas décadas un extraordinario auge que, en el caso de la provincia de Huesca, ha ido acompañada desde la década de los años 80 del impulso a la construcción de los refugios de montaña, como instalaciones para dar respuesta a las necesidades de los usuarios, tanto a los más expertos montañeros como aquellos que optan por excursiones de montaña y demandan confortabilidad y servicios de calidad.
Esta oferta es posible gracias al personal que emplea estos refugios. Los más de 40 guardas que trabajan de forma permanente en los refugios de montaña de la provincia de Huesca son los principales artífices de la calidad del amplio y variado servicio que se presta, día a día, a todo tipo de usuarios de estas instalaciones.
VOCACIÓN Y COMPROMISO
Se trata de un colectivo caracterizado principalmente por una marcada vocación de respeto y querencia por la montaña, siendo este el principal elemento que les permite permanecer en el refugio que custodian, durante semanas en solitario o grupos muy reducidos -sobre todo en instalaciones de alta montaña-, aislados por las condiciones climatológicas propias del invierno.
"Son personas muy comprometidas con el entorno natural, guardianes no solo del refugio, sino de todo su entorno, capaces de vivir situaciones que muchas otras personas no estarían dispuestas a aceptar. Y lo hacen porque viven en simbiosis con el entorno natural, son conocedores del medio que les rodea, y ello es permite dar los mejores consejos a quienes llegan hasta los refugios", ha elogiado la DPH.
El hecho de su estancia permanente en los refugios los convierte en la primera referencia cuando se acude en auxilio o rescate de personas, siendo incluso muchos ellos quienes acuden los primeros al lugar del accidente, por el conocimiento que tienen del terreno y el control y supervisión del tránsito de montañeros hacia uno u otro lugar.
Su labor, realizada con firmes convicciones, es la de custodiar la montaña y velar por que quienes llegan hasta ella lo hagan con los mejores consejos y con las mayores medidas de seguridad posibles, conscientes de que la montaña es un entorno cambiante, en el que el clima influye y donde las condiciones pueden cambiar en minutos.
A esta vocación y compromiso, se suma la formación que reciben tanto en materia reglada como en la ocupacional y permite que estos trabajadores conozcan todas aquellas cuestiones que demanda el cliente: hostelería, gestión, restauración, mantenimiento de instalaciones, como fontanería y electricidad, así como de interpretación los indicadores meteorológicos y previsión de las siguientes horas, para, sobre todo, a facilitar consejos a los usuarios.
Los guardias de refugios son un colectivo comprometido con el entorno natural, defensores de un desarrollo sostenible de la montaña, que realizan una labor que va más allá de guardar el refugio, aconsejando y guiando a los montañeros y usuarios de estos equipamientos y convirtiendo a las montañas oscenses en un referente de calidad para el ejercicio del montañismo, ha resumido la DPH.