José Manuel Blecua (RAE) subraya que Internet "ha democratizado el diccionario de verdad"

EUROPA PRESS

El director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, ha subrayado este miércoles que «lo que ha democratizado el diccionario de verdad es Internet» y ha defendido que este libro es «un modelo de la lengua, no la realidad de la lengua», por lo que «para muchos faltan cosas y para otros sobran otras».

El director de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, ha subrayado este miércoles que «lo que ha democratizado el diccionario de verdad es Internet» y ha defendido que este libro es «un modelo de la lengua, no la realidad de la lengua», por lo que «para muchos faltan cosas y para otros sobran otras».

Así lo ha afirmado José Manuel Blecua en una conferencia que ha impartido en Zaragoza con motivo de la presentación de la nueva edición del Diccionario de la Lengua Española, acto celebrado en el Museo Pablo Gargallo, que ha estado presidido por el alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch.

Blecua ha indicado que «el mes pasado hubo 46 millones de búsquedas en Internet de este diccionario» y ha destacado la presencia en las redes sociales de la Real Academia Española, con más de 689.000 seguidores en Twitter, en su perfil @RAEinforma en el que explica las novedades y atiende las sugerencias y preguntas de los usuarios.

Asimismo, ha recordado que «todo está recogido en la página web» de la RAE, que incluye «un sistema de búsqueda que permite analizar cualquier palabra desde el diccionario —de gramática— de Nebrija hasta hoy», y en la aplicación para smartphones.

El director de la RAE ha explicado que el diccionario tiene «dos ejes fundamentales: la innovación y la renovación», para detallar que esta nueva edición ofrece más de 93.000 voces, de ellas 6.000 nuevas y «1.400 se han perdido y han pasado al diccionario histórico».

Como curiosidad, ha apuntado que la ultima palabra que ingresó en el diccionario ha sido ‘morista’, a petición de la Academia de Costa Rica, porque «es un término fundamental en su historia» ya que así se denominan a los seguidores del político Mora.

Las palabras que se incluyen en el diccionario son consensuadas con todas las academias, teniendo en cuenta también si ese término «se ha utilizado desde el siglo XIX y si tiene una dispersión». En este punto, ha avanzado que la próxima academia que va a entrar es Guinea.

«un modelo de la lengua»

De esta forma, ha observado que el diccionario «es un modelo de la lengua, no la realidad de la lengua» y, por ello, para unos «faltan cosas y para otros sobran otras». Ha expuesto varios ejemplos de palabras que aparecen en el diccionario también con su acepción en sentido metafórico y que han causado algún problema, como autista, para afirmar que «es muy difícil» solucionar estas cuestiones.

Se han presentado 145.000 enmiendas a la nueva edición, ha agregado Blecua, al manifestar que el mayor problema es incorporar las voces de «americanismos», más de 73.000, para lo que se decidió de forma provisional que se incluirían aquellas que estuvieran documentadas en tres países y las que estuvieran en más de catorce recibirían la abreviatura de ‘América’.

No obstante, este proceso «no se terminó, no dio tiempo a terminarlo», y se contemplan algunas palabras que solo se utilizan en un país, como ‘cebollento’, muy popular en Chile y que se usa para denominar a los espacios televisivos que son «lacrimógenos». También aparecen 2.956 referencias de Argentina, Paraguay 910 o 1.803 de Colombia.

A la vez, «se puso la marca España, porque muchas de las voces que están aquí solo existen en España», ha dicho, para reconocer que en algunos casos, como ‘almóndiga’ o ‘asín’ «si fuera por mí las quitaría» del diccionario, ya que aparecen como términos vulgares y si se suprimieran «no perderíamos nada».

Machete y borrachómetro

Entre las nuevas palabras incluidas, términos técnicos que «aparecen en la vida cotidiana», están agroturismo; «hemos traído de la zona de Argentina ‘amigovio’ o un término americano que es muy gracioso, cuando se mete algo en el ojo se llama basurita».

También «hemos tenido algún disgusto con el botox, por ejemplo, porque no sabíamos que era marca registrada»; aparece cameo de televisión o radio; términos económicos como mileurista, externalizar; giga o tuit.

Entre las acepciones llegadas de América Latina ha resaltado ‘machete’, la chuleta que utilizan los niños argentinos y colombianos para copiar en un examen, o ‘borrachómetro’, como denominan en Colombia a los alcoholímetros.

Blecua ha comentado que el actual diccionario mantiene más de 800 aragonesismos, de los que 73 corresponden solo a Huesca, 26 a Teruel y nueve a Zaragoza y ha asegurado que el diccionario «es una aventura», por lo que ha agradecido a la editorial Espasa «su paciencia en el trabajo y el magnífico resultado».

HISTORIA

El director de la RAE ha recordado cómo comenzó a elaborarse el diccionario de la lengua, «un producto de la Ilustración» que inició su andadura un 3 de agosto de 1713, cuando se reunieron «ocho o nueve académicos en casa del marqués de Villena» y decidieron crear esta obra, de forma que «desde el primer momento la Academia tuvo la misión de hacer un diccionario».

En 1726 terminaron el primer tomo del diccionario y hasta 1739 «se irán publicando» hasta completar los seis tomos, que incluían «unos prólogos interesantísimos» donde se indican los principios sobre los que se construirá el diccionario.

Los académicos concebían su trabajo «al servicio de la nación, como todavía hoy se concibe que todas las obras de la Academia son públicas y a disposición de todos, no se cuanto tiempo podremos seguir así, pero en principio sí», ha indicado.

Además, los académicos tenían otro principio que se extenderá hasta el siglo XIX y es que «se manifiestan jueces, no maestros», ya que «no tratan de enseñar nada», sino de «juzgar las palabras», de examinarlas, y se adopta el lema de ‘Limpia, fija y da esplendor’ para el diccionario que «se ha movido siempre en los principios humanistas del análisis de las palabras».

Diccionario «chico»

En 1726 diseñaron también una ortografía que se publicó en 1741 y a finales de 1771 una gramática, ha detallado Blecua, al precisar que en 1770 se decidió publicar una segunda edición de los tomos A y B del primer diccionario y se probó «un experimento», al incluir las abreviaturas que permitieron ahorrar espacio y costes.

Será en 1776 cuando decidan crear «el diccionario chico», que «no nombraba a las autoridades, sin texto, con las abreviaturas», para «sacarlo todo en un tomo de más fácil uso». Entre otras fechas destacadas, Blecua ha mencionado 1869, cuando «el diccionario pierde su carácter bilingüe (castellano-latín)» y en 1884 cuando aparecen cursivas y negritas.

El diccionario comenzó a incorporar las ciencias, la electricidad, la botánica y en 1925 pasa de ser el ‘Diccionario de la Lengua Castellana’ al de la ‘Lengua Española’. En la edición de 1995, la publicación se informatiza, con la incorporación de un CD, y desde entonces se han diseñado nuevas ediciones en 2001 y 2014.

Las palabras «nos definen»

En este acto, Juan Alberto Belloch ha resaltado que la presentación del diccionario en Zaragoza está «cargada de simbolismo y emoción», al recordar que tres académicos —Aurora Egido, Soledad Puértolas y José Manuel Blecua— han recibido la Medalla de Oro de la ciudad en esta legislatura «a propuesta del alcalde».

Tras asegurar que conserva cuatro ediciones del diccionario «heredadas de la familia», ha apreciado que la relación con las palabras es «algo esencial, lo que más nos define son las palabras» y ha expresado su alegría por que la ciudad acoja esta presentación, al estimar que es «lógico» porque Zaragoza «tiene tradición» en la historia del lenguaje.

La presentación de la nueva edición del Diccionario de la Lengua Española ha contado con la presencia de otras autoridades de la Comunidad, entre ellas el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente.

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