Constituido el Patronato de la Fundación CAI, que gestionará en 2014 un presupuesto cercano a 6 millones
EUROPA PRESS
Pemán defiende la gestión de la caja en los últimos años «nos hemos ido adaptando y creo que no nos hemos equivocado en las decisiones»
La Fundación Caja Inmaculada ha celebrado este jueves la sesión constitutiva de su patronato, órgano que se encargará de administrar y representar a la institución. Durante este 2014, gestionará un presupuesto total, sumando la partida correspondiente a la amortización, próximo a los 6 millones de euros.
Con la constitución del patronato culmina el periodo de transición que ha supuesto al transformación de Caja Inmaculada en fundación, conforme a los términos previstos en el Real Decreto Ley 11/2010, de 9 de julio, de órganos de gobierno y otros aspectos del régimen jurídico de las Cajas de Ahorros.
El órgano de gobierno ha quedado integrado por 12 miembros en representación de la entidad fundadora (Acción Social Católica) y profesionales independientes de prestigio en las materias relacionales con los fines sociales de la fundación o con experiencia en materia financiera. La duración del cargo de patrono será de cuatro años, con posibilidad de reelección.
En esta primera reunión han tomado posesión los representantes del patronato y se ha procedido a la designación de cargos. Ha sido elegido presidente Juan María Pemán; vicepresidente primero, Luis Oro Giral; vicepresidente segundo, Rafael Alcázar; secretario, Miguel Caballú Albiac, y vicesecretaria, María Dolores Zamorano.
El último Consejo de Administración de la Caja ha sido el que ha desempeñado, con carácter provisional, las funciones propias del patronato.
Este proceso ha sido explicado, este viernes en una rueda de prensa en la sede de CAI en Zaragoza, por el presidente de la Fundación Caja Inmaculada, Juan María Pemán, acompañado por el vicepresidente primero, Luis Oro, y la directora de la Obra Social, María González.
Transformación en fundación
En diciembre de 2013, la Asamblea General de Caja Inmaculada aprobó la transformación de la entidad en fundación de carácter especial, de acuerdo con el Real Decreto Ley 11/2010, que establece que las Cajas que han reducido su participación accionarial por debajo del 25% en la entidad de crédito a la que han transferido su actividad financiera deben ser transformadas en fundaciones.
Se trata del caso de Caja Inmaculada que, tras la integración de Banco Grupo Caja3, al que pertenecía, en Ibercaja Banco, formalizada en julio de 2013, pasó a tener una participación inferior al mencionado porcentaje, en concreto, de un del 4,85%, ha confirmado Pemán.
La transformación implica un cambio de la forma jurídica y de denominación, si bien garantiza la continuidad de la personalidad jurídica y patrimonio de la entidad, así como del espíritu fundacional y señas de identidad de la Caja de Ahorros de la Inmaculada.
BALANCE
El presidente de la Fundación, José María Pemán, ha realizado un balance del Consejo de Administración saliente, que ha permanecido durante más de cuatro años y que ha estado liderado por Luis María Carrasco, director general de CAI durante dicho periodo.
«No queremos mirar al pasado de forma obsesiva, pero hay que cerrar etapas», ha justificado Pemán, al tiempo que ha agregado que en la Caja, en los últimos años de crisis «nos hemos ido adaptando» y «creo que no nos hemos equivocado en las decisiones».
En este punto, ha incidido en que las debilidades que han afectado a la entidad durante estos años han correspondido a los aspectos de la crisis económica, que ha afectado «de lleno» al sector de la construcción y al financiero.
«Las debilidades de nuestra entidad se han focalizado en este aspecto y no en otro», ha aseverado Pemán, quien ha recalcado que, desde la Caja, no se han vendido productos, como preferentes, que hayan puesto en riesgo los ahorros de sus clientes, «hemos tenido una faceta comercial buena». Además, ha recordado que «el excesivo riesgo inmobiliario no ha sido exclusivo de CAI».
José María Pemán ha opinado que la decisión de nombrar a Luis Miguel Carrasco director general de CAI en el año 2009 fue «todo un acierto», y ha recordado que la entidad, durante estos años, ha tenido que realizar «cambios estructurales» en un momento inestable, en el que se han cambiado «las reglas del juego» en varias ocasiones.
Ha relatado como CAI se constituyó en un SIP —Sistema Institucional de Protección—, después se formó Caja3 y, tras la reestructuración impuesta pro Bruselas, se tuvo que realizar «un ajuste en la red y en la plantilla» y la integración en otro grupo, Ibercaja Banco. Este proceso, ha agregado, culminará a finales de 2014, según el calendario previsto.
El presidente de la Fundación ha reconocido que «no hemos conseguido todos los objetivos, tuvimos que renunciar a ir solos y a mantener el empleo», pero «se ha trabajado mucho y bien durante estos años».
Respecto al empleo, ha explicado que las condiciones de salida de los trabajadores, «no puede decirse que sean malas» y que las personas que continúan en el Grupo «tiene perspectiva de empleo sólida».
En estos momentos, ha añadido, CAI participa «en un proyecto sólido —Banco Grupo Ibercaja— aunque sea como accionistas» y ha recalcado que la reestructuración ha dado como resultado «una entidad fuerte».
Pemán ha incidido en el «excelente trabajo desde los órganos de Gobierno de la Caja», que han tomado «en cada momento» la decisión «menos mala posible», aunque «hay opciones que no nos hubiesen gustado».
Continuidad de la obra social
La Fundación Caja Inmaculada nace con unos activos que superan los 91 millones de euros y un patrimonio neto valorado en 90,6 millones. Cuenta con una plantilla de 45 personas, incluidos los empleados del Centro Joaquín Roncal, con una acreditada capacidad y experiencia en la gestión de la Obra Social.
En 2014, gestionará un presupuesto global de 4,5 millones, al que hay que sumar la partida correspondiente a amortización, con lo que el presupuesto total se aproxima a los 6 millones. Esta cuantía, ha reconocido Pemán, es «modesta» en comparación con la manejada en el año 2008, «la crisis nos ha pasado factura».
La fundación representa la continuidad de la Obra Social y Cultural que ha gestionado CAI durante más de cien años. Por lo tanto, su finalidad seguirá siendo la de crear, fomentar y sostener obras sociales, para favorecer la asistencia e inclusión social de personas vulnerables o en riesgo de exclusión, así como impulsar el desarrollo económico, social y cultural de Aragón.
Pemán ha apuntado que esta nueva etapa «nos exige ser rigurosos en la gestión de nuestro patrimonio, intentar encontrar nuevas fuentes de ingresos y ser muy selectivos en las líneas de actividad, centrándonos en atender las necesidades sociales más acuciantes».
La transformación supone una simplificación organizativa, además, la fundación «seguirá vinculada al mundo financiero no sólo por su tradición y experiencia, sino por la condición de accionista de un gran grupo bancario como es Ibercaja», ha mencionado.
Fines y actividades
La Fundación Caja Inmaculada desarrollará, promoverá o apoyará actividades relacionadas con la asistencia a personas que se encuentran en circunstancias de vulnerabilidad o exclusión social, incluyendo la asistencia a personas en situación de discapacidad o dependencia.
La Fundación Caja Inmaculada destinará el 40% de su presupuesto en 2014 a actividades dirigidas a luchar contra la pobreza y la exclusión social. Otras áreas de actuación, las de fomento del empleo, formación y cultura, mantendrán también una actividad notable.
Entre las actividades más sobresalientes, destacan la colaboración entre Fundación CAI y Acción Social Católica (ASC) y el programa de becas para familias sin recursos económicos, en colaboración con el Patronato de Nuestra Señora de los Dolores de Zaragoza, Parroquia Madre de Dios de Begoña y Hermandad del Refugio de Zaragoza.
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